Muchas de las personas que intentan suicidarse hablan de ello con anterioridad. Con frecuencia, la capacidad de hablar con alguien compasivo, que sepa escuchar sin hacer juicios es suficiente para evitar que la persona cometa suicidio.  Una actitud comprensiva y de atención es el primer paso para ayudar al suicida. Debemos escuchar sus quejas; no hay que opinar, ni juzgar ni aconsejar, sólo escuchar de verdad, ya que ellos buscan expresar sus temores y preocupaciones y ser ellos mismos.

Debemos comprender los acontecimientos desde el punto de vista del afectado, no del nuestro, y tratar de entender sus sentimientos. Es de suma importancia NO abandonar al suicida. Si es necesario, hay que dejarlo a cargo de otra persona con la madurez suficiente para seguir apoyándolo.