La intranquilidad  (el cerebro agitado)

escrito por Arturo Archila/psicólogo clínico

 El hombre actual es intranquilo.  La vida le discurre como un movimiento  epiléptico en el paroxismo angustioso de sobrevivir y la incomprensión de la incertidumbre de lo impredecible.  ¿Será que la intranquilidad se ha convertido en el sello característico de nuestra existencia? El rostro humano ya no es tan humano, más bien es una mueca de miedo, ira y tristeza, atisbando eventualmente a una alegría fingida o manifiesta por supresión. La intranquilidad es un estado de continua sobreexcitación, es el inequívoco precinto de un cerebro agitado que no deja de pensar y que tiene su centro en el sistema neuromuscular produciendo un buen número de crispaciones y continua irritabilidad (es el interminable sonido de fondo) generando ansiedad en un circuito repetitivo de constante desasosiego.

La intranquilidad es, sin duda, otro rasgo que caracteriza la enfermedad del hombre moderno. Hemos convertido el mundo en un lugar peligroso para vivir donde el precio del oro es el barómetro de todas las acciones.  El paisaje se ha tornado en ubres de pobreza, ignorancia, rencor, violencia, enfermedad y abandono; somos la insatisfacción crónica del hombre que se ha erigido sobre sus semejantes a la altura de un dios enano, sacrificador, ambicioso y atormentado.  La intranquilidad no tiene causa alguna, es irracional. No es en función de algo específico sino un resultado. Es un descontento crónico, es el producto de miles de pensamientos  disfuncionales con un manifiesto contenido de urgencia y expectativa.  No es que estemos intranquilos por algo, se está intranquilo por el hecho mismo de estarlo. La intranquilidad turba y perturba, es ansiedad, impaciencia o agitación.  Es tener sed, tomar agua y nunca sentirse hidratado.

¿Cual es el trasfondo de esta constante perturbación? ¿Puede volverse el cerebro algo extraordinariamente quieto y silencioso?  No por cierto con la vida que nos hemos creado: un hombre que siempre tiene prisa, saturado de sonido, con el tiempo a cuestas, atiborrado de actividades, enemigo del sueño y el descanso, irritable, saturado de información (80% trivial) y  ansioso por el éxito.  Aunque a muchos les guste la vida social, económica y psicológica que hemos inventado ¿Será que en medio de tanta confusión descubramos una forma diferente de vivir, que entre otras cosas, sea esencialmente bella y pacifica?