musicaDesde hace miles de años se ha escrito de la influencia de la música con propiedades de sanar el cuerpo, la mente, incluso el espíritu.  En 1632 ya le imputan propiedades médico-terapéuticas y en el siglo 18  se defendía el uso de la música en enfermos con asma crónica afirmando que  cantando los ataques se espaciaban.  Sin embargo, fue en el siglo XX que nace la musicoterapia como “cuasi-ciencia” popularizándose. ¿Realmente, es curativa la música? ¿Hay beneficios físico-psicológicos en ella?  Hay opiniones encontradas y poca información consistente para explicar lo terapéutico. Por ejemplo, en 1993 se afirmó que escuchar música de Mozart mejoraba el coeficiente intelectual, incluso estudios posteriores aseveraban su beneficio en el tratamiento de la epilepsia y Alzheimer. Millones de personas empezaron a escuchar Mozart. En las cunas Cri-Cri fue sustituido por una sonata para piano. No obstante, 10 años después el “efecto Mozart” queda desmentido por un estudio de la universidad de Viena.  No hay duda que los beneficios terapéuticos de la música están sobrevalorados. Sin embargo, el efecto hipnótico de la música y su relación con la tragedia humana, ni se estudia y es mayor de lo que suponemos.  Es claro que la música produce un efecto en el cerebro hipnótico.  Relaja o excita, pero ni nos hace más inteligentes ni cura de nada.