Introspección en terapia

(La narrativa del pasado)

Escrito por Arturo Archila/psicólogo clínico

Cuando una persona asiste a terapia es curioso ver su disposición a contar su pasado. Hay tres razones por las cuales lo hace. La primera, porque es alentada por el terapeuta; la segunda, porque la gran mayoría de personas creen que terapia es hablar del pasado; y la tercera,  porque los seres humanos hemos establecido una relación imaginaria entre el pasado y nuestra vida presente.  Hay cientos de técnicas en psicología, pero la introspección es la más conocida y utilizada por el hábito constante que tenemos todos de hablar de nuestro pasado. ¿Será cierto que es necesaria la narrativa del pasado (la introspección) como función psicoterapéutica?

 La palabra introspección proviene del latín “introspicere” que significa “mirar en el interior”. En términos generales la introspección es el repaso que la persona hace del contenido de la memoria: recuerdos o experiencias en términos sensoriales, imaginativos o afectivos de conductas y situaciones.

 La introspección fue el primer método, en el siglo XIX, empleado por la psicología cuando se separó de la filosofía para convertirse en ciencia. Fue llamada también “el método del sillón” usado por Wundt en 1862.  Ha transcurrido un largo camino (casi 150 años) hasta convertirse en la técnica favorita y la más común aplicada en la terapia. Quizá con ligeras modificaciones, pero en esencia con lo mismo: regresar al pasado.

 Que nadie se engañe.  La idea que narrar los incidentes traumáticos del pasado cumple una función curativa es solamente ilusoria.  El fenómeno consiste en que al narrar la misma historia varias veces y repasarla en diferentes maneras, desensibiliza sistemáticamente dando la idea de que el problema está resuelto.  El resultado es una descarga de alivio temporal pero el problema continúa enraizado y reforzado. Es claro que cuando se narra un incidente traumático la mayoría de veces se vivencia de nuevo con lágrimas, rabia y temores, reforzando el pensamiento y el contenido de lo asociado al incidente. La ilusión de la narrativa es que se ha “sacado afuera el sentimiento”.  Pero la memoria es memoria y continúa ahí; basta un estímulo relacionado con el problema para que éste emerja de nuevo.

 Sin embargo, existen problemas más serios que pueden poner en evidencia las limitaciones del método introspectivo:

 1. Toda descripción en detalle o no de eventos ocurridos, conlleva en sí dos riesgos: la distorsión del narrador (el paciente) y la distorsión del terapeuta al interpretar al narrador.

 2. En el momento de evocar un recuerdo éste se combina con vivencias e ideas, formando un nuevo recuerdo de algo que no ocurrió o una distorsión de un evento que ocurrió. Es decir, un híbrido de recuerdos de eventos reales con fantasía. Esta es una limitación de la memoria muy frecuente en los seres humanos con tendencia a inventar o distorsionar recuerdos bajo el efecto de la sugestión por las circunstancias del evento.

 3. El pensamiento como causa de la conducta y la conducta causada por el pensamiento. Es decir, el riesgo de la distorsión cuando el objeto de estudio (el pensamiento) se estudia a sí mismo.

La ilusión de controlar el pasado

 Desde hace más de cien años seguimos pensando, como método de psicoterapia, que contar nuestro pasado nos resuelve encontrando el origen de nuestros problemas psicológicos. Vemos en la narrativa del pasado un agente sanador, que en realidad no existe.

 El tiempo es un embustero que en nada ayuda a la transformación psicológica ya que el recuerdo no tiene vida por sí mismo, es lo muerto, no tiene realidad propia sino que surge a la vida como un parásito del presente.

 Cuando el paciente hace su introspección se torna en un ser congelado que ha acumulado cantidad de información acerca de sí mismo. Esta información es como destapar un sepulcro y levantar un muerto porque todo lo que el paciente narra sobre su pasado no es él; es solamente recuerdo y es evidente que un recuerdo no es la realidad. ¿Es el paciente el pasado, veinte años atrás, o es algo vivo que está ahí presente en el consultorio?  Cuando uno se queda atrapado en el pasado deja ver lo inmediato que es lo vital y lo más importante. Es evidente que nadie necesita ir al pasado para saber cuándo comienza la existencia.  Cada uno de nosotros existe YA o simplemente se está muerto, incluso estando vivo.