Muchos estudios han demostrado que los niños que crecen presenciando situaciones de violencia y abuso en sus hogares, generalmente padecen de irritabilidad excesiva, son hipersensibles, tienen problemas del sueño, angustia, temor de estar solos, se orinan en la cama; la exposición al trauma puede interferir en el desarrollo normal del niño, surgiendo temores e inseguridades, o también haciendo de él un niño agresor y conflictivo.  ….El estar expuestos a la violencia en el hogar, también enseña a los niños, que la violencia es una forma normal de vida y aumenta su riesgo de formar parte de la relación violenta de los adultos, ya sea como abusadores o como víctimas.