La maternidad es la vivencia que tiene una mujer por el hecho biológico de ser madre. Pero además de lo biológico, también está implicado un profundo condicionamiento social, religioso, cultural e ideológico. Desde pequeña toda niña recibe información de que ser mujer equivale a ser madre. Se habla del instinto maternal con poca evidencia que lo sustente; pero hay suficiente influencia cultural sobre lo que la mujer deber ser y hacer con la maternidad; incluso, habiendo mujeres que viven la maternidad con ambivalencia y conflicto: tienen hijos sólo por mandato social, familiar o para retener a su pareja. A lo largo de la historia, infinidad de mujeres han cumplido con el mandato de ser madres. Es evidente que existe una diferencia entre la capacidad de ser madre biológicamente y la función de la crianza.  Educar a otro ser humano no es fácil, sobretodo cuando el que educa vive en conflicto con sus temores, irritabilidad, desorden y supersticiones. El mundo actual no es apto para niños. 200 millones viven miserablemente, 19 mil mueren a diario por causas evitables. Los niños son habitantes de tercera categoría en el planeta. ¿Se puede ser mujer sin ser madre?  Por supuesto que si. No se trata de no tener hijos para pasármela bien, sino que por amor a la humanidad, se comprende que es mejor no tener hijos.