La expectativa es inherente a la ansiedad. Y quizá también sea manifestación del miedo a la incertidumbre. En 1957 se hizo una Teoría de la Expectativa para la productividad; teoría que despierta sospechas sobretodo cuando desde hace mucho tiempo, respuestas naturales del cuerpo se han convertido en trastornos a consecuencia de las exigencias de sociedades donde la productividad es más importante que la salud del ser humano.  La expectativa es la tendencia del pensamiento a proyectar una imagen de cómo será, sería o debiera ser algo. La expectativa posee la cualidad ilusoria del futuro, impidiendo todo contacto con la realidad. Nos somete a la promesa hecha por otros o por nosotros mismos. Es probable que lo más terrible y falso de las creencias encuentre en la expectativa la idea de lograr un estado psicológico de serenidad, de ser mejor o más espiritual, en el espejismo del futuro.  La expectativa siempre es un escape y la consecuencia natural de ella perpetúa la ilusión, y de manera invariable nos acarrea ansiedad, culpa, miedo, ira, hostilidad, furia y envidia. La vida siempre ha sido impredecible. La sabiduría de la incertidumbre nos enseña que lo único seguro ocurre Ya o no ocurre. Sin embargo, aun en el presente sin Percepción Unitaria la belleza de la incertidumbre no se llega a conocer.