La tecnología y sus redes se han vuelto el acompañante virtual. Es un hecho la utilidad de la tecnología y sería absurdo no ser parte de sus ventajas, el problema es que mayoría no podemos concebir la vida sin el uso de nuestra pantalla. La tecnología acompaña, pero produce soledad. Cada medio tecnológico es un instrumento que facilita la pérdida del encuentro directo cara a cara con otro ser humano. Incluso las parejas, que conviven bajo el mismo techo, utilizan el mensaje de texto para decir cosas importantes, por costumbre o por miedo, sustituyendo el oír y verse por la esquiva pantalla del teléfono móvil.

La dependencia como resultado de la amalgama del pensamiento con la pantalla produce la ilusión de estar acompañado. Muchos encendemos la TV, no exactamente para mirarla sino para sentir compañía, evadiendo el miedo a estar solos. La televisión tanto como el teléfono ocultan la soledad mientras que la producen. Cada minuto frente a una pantalla, grande o pequeña, es tiempo sustraído a las relaciones personales. La interacción humana es insustituible y es el fundamento de la vida misma. Desde esa perspectiva, la interactividad electrónica no alcanza, en la mayor parte de los casos, ni a una elemental conversación entre dos desconocidos, mientras se toman un café.

Arturo Archila / Psicólogo clínico