Uno de los anhelos más intensos en la mayoría de nosotros es encontrar la pareja perfecta. Pero, ¿cuáles son los requisitos para determinar a la pareja perfecta? ¿Es la que ostenta buena economía, …salud, …belleza? ¿Es la que satisface nuestros intereses, deseos y gustos personales? Cuando se elige pareja, además de ese caldo hormonal que nos mueve a todos, sin duda, también se mezclan gran cantidad de afinidades psicológicas, sociales y culturales.

Hay muchos elementos que contribuyen a la elección de pareja, pero independientemente de los que sean, la afinidad de nuestras patologías también están incluidas. Es decir, que inconscientemente también nos enamorados de personas cuya patología es igual o complementaria a la nuestra. En la relación, nuestros temores, carencias, prejuicios, buenos o malos hábitos y cualquier cantidad de traumas de la niñez o adolescencia, también están ahí. Es por eso que en el enamoramiento, que tiene cosas tan agradables, paralelamente también nace el conflicto, lo posesivo, los celos, la revancha y el control.

Es posible que la necesidad de buscar “la pareja perfecta” surja de la ausencia de algo mucho más profundo en nosotros mismos. La pareja perfecta no existe. Al igual que no existen las almas gemelas, la media naranja, el amor ideal, ni el feliz para siempre.

Sin embargo, de la pareja imperfecta si ambos están dispuestos a la consumación propia, es decir, a la transformación psicológica profunda, es probable que florezca una auténtica relación, de aprendizaje mutuo y quizá atisbos de amor verdadero.

Arturo Archila/ Psicólogo clínico